domingo, 21 de febrero de 2010

Ermita de San Martín de Lumbierre (31 278217-4666917, 632m)

Pirineo visto desde el castro; macizo del Posets-Maladeta

Vista de los restos del templo desde el W.

 
 Muro norte en el que se aprecia una basamento artificial posiblemente anterior, así como el dintel de la puerta norte.

Arranque de la bóveda de cañón que cubriría el templo y espadaña en el muro norte.

Los restos actuales de la antigua fortaleza de Lumbierre, se reducen a los cimientos del posible castillo musulmán o quizás más probable, el ya cristiano, junto con restos de un foso, tramos del antiguo camino y el templo cristiano. Antes de nada decir que NO EXISTE UN CAMINO definido para llegar, sino que hay que improvisar sobre la marcha, andando entre matorrales y rocas. La ruta por la que accedo siempre comienza en el fondo del barranco y asciende por la roca caliza que se encuentra en la margen izquierda del barranco. No es una ruta fácil pero es menos molesta que cualquier otra debido ya que la vegetación es mucho menor. A pesar de ello hay que ir subiendo y bajando escalones de roca, que depende de la estación son bastante resbaladizos. Una vez en lo alto de la cresta hay que ir siguiendo el borde del acantilado sur que da al Congosto de Olvena hasta llegar a la ermita. Será en este tramo donde nos encontraremos con los restos antes mencionados del posible castillo andalusí, así como con los del posible foso que nos "impedirán" febrilmente llegar a la ermita. Se trata de un escalón de unos 4 metros de altura que habrá que destrepar o dar un rodeo enorme en dirección al barranco para salvarlo debido a la espesa vegetación. 

Ante todo decir que el acceso no es nada fácil eligiendo la ruta que sea.

 
Mapa de acceso y localización de los restos

Para explicar el origen del nombre de Lumbierre existen diferentes teorías, siendo la más aceptada la de un posible origen ibero-vasco ILU(M)-BERRI que significaría "pueblo nuevo". Su denominación a lo largo del tiempo ha ido variando fervilmente. En documentos actuales tales como textos, mapas y diferentes documentos aparece escrito de múltiples formas: Lumberri, Lumbierri, Llumbierri o incluso Ligüerre (imagen superior), mientras que en textos más antiguos aparece como: Loberres, Lumberres (1080), Lonberres , Lombres (1261), Lombierres (1318), Lomberres (1320), Lomberes (1385), Lumbiarres (1862), Lumbierres (1894), Lumbierri (1899). Pero este nombre hace referencia al antiguo castro, ya que la ermita en sí está dedicada a San Martín. Al parecer, constituyó una defensa de la plaza de Graus una vez que fue conquistada por Sancho I de Aragón en 1083, aunque fue conquistado el castillo antes que Graus, siendo muy útil también para su conquista. Fue en 1081 cuando la zona de Lumbierre pasó a manos del rey, y poco después lo hizo la zona de Castro y Secastilla (1084). Después de la muerte de Sancho I, el lugar pasó por distintas manos: Ximeno Garcés de Grustán (siglo XII), Berenguer de Montañana y familia (1177), siendo el último Señor de quien se tiene constancia Pedro Ximenno de Lomberres, en el siglo XIV, y pronto el lugar quedó despoblado. Existe un leyenda que dice que las gentes de este castillo se fueron a vivir a otro lugar llevadas por el cura, y que ese lugar corresponde al actual Pueyo de Marguillén. Posterior a la fortaleza, este templo ya aparece documentado en el año 1150, aunque el primer documento en el que aparece mencionado es en uno de 1080 como Loberres.

La ermita se encuentra presidiendo uno de los muchos espolones al norte de la Sierra de la Carrodilla, en frente de la ermita de San Román en la ladera opuesta del río Ésera. Lo primero que llama la atención, es la perfección de su construcción y la forma de su campanil desplazado hasta el punto en el que el ábside se une con el muro. Prácticamente la cuarta parte del templo, descansa sobre un basamento artificial levantado con sillares algo peor trabajados que los de éste. Se trata de un muro de una altura máxima de metro y medio aproximadamente que presenta cierta curvatura, posiblemente perteneciente a alguna construcción anterior al actual templo. Se trata de una construcción de nave única y se encuentra algo desviado hacia el sur, quizás porque el relieve o el aprovechamiento de esas construcciones anteriores así lo exigían. En su interior, al igual que en el exterior, se pueden apreciar montones de mechinales destacando aquellos en los que descansaría la cimbra sobre la que levantar la bóveda, además de una bonita y escueta pilastra, rematada con una imposta, adosada al muro norte con nula decoración sobre la que debió de apollarse un arco fajón que ayudaría a sostentar la bóveda; elemento similar existe en el muro sur pero en peor estado de conservación. Hecha con muros compuestos, como en el románico inicial, de sillares bien trabajados y algunos colocados a soga y tizón en hiladas muy regulares. En el ábside se conserva parcialmente pero en perfecto estado con un precioso, estrecho y alargado vano decorado con arco de medio punto monolítico tanto hacia el interior como hacia el exterior y con doble derrame. En el muro norte se encuentra la curiosa espadaña formada por un gran arco de medio punto dividido por un parteluz y justo debajo de ella una de las puertas de acceso, quizás la primitiva y con cierto carácter defensivo. Se trata de un curioso vano de acceso al templo, que como se puede ver en su parte superior, se encuentra en pendiente por lo que debieron de existir unos escalones en el suelo hoy ya desaparecidos. En el interior esta puerta se decora con arco de medio punto, mientras que en el exterior es un dintel monolótico. La otra puerta, de mayor tamaño, se encuentra en el muro Oeste donde es su intradós parece conservarse restos de pintura blanca en las llagas y tendelos de los sillares del arco de medio punto que decora el vano; además desde el interior se observa como el vano en el exterior es más estrecho que en el interior, quizás un doble derrame. Del tejado y la techumbre no queda ni rastro, se conservan el ábside y las tres paredes pero la sur está muy deteriorada, aunque se puede ver el arranque de lo que debió de ser una bóveda de cañón y de la bóveda de cuarto esfera que debió de existir sobre el ábside de los que no queda ni rastro. En el paramento interior del muro sur, en su parte más occidental, ya en el arranque de la bóveda, se adivina una especie de incisión claramente realizada a propósito que además presenta un escalonamiento ascendente, de lo que podríamos deducir que quizás se tratase de un acceso a la techumbre del templo y a la espadaña

 
Ábside parcialmente conservado del templo.

Puerta de acceso abierta en el muro norte vista desde el interior del templo.


Pilastra del muro norte
Vano abierto en el muro oeste en el que parece que se conservan restos de pintura blanca.

 Hendidura en la parte oeste del muro norte en la que se aprecia un escalonamiento ascendente quizás para acceder a la espadaña desde el interior del templo.

Único vano conservado en el ábsive, el central, que presenta doble derrame. 

Como ya hemos dicho, uno de los restos presentes en este enclave son los de un antiguo castillo. Poco queda, ni del andalusí ni del cristiano mandado a construir en 1081 por el monarca aragonés tras su consquista a través de traiciones, por lo que por el momento no podemos asegurar que los restos sean de uno u de otro. Simplemente unos abundantes restos de muros que se extienden desde prácticamente el templo por toda la cresta de poniente hasta casi llegar a la actual carretea N-123. Se puede pareciar en el lugar como esta cresta está arrasada y modelada de tal forma que se aprecia una especie de aterrazamiento rodeado de muros en dirección E-W y N-S. Además, se conserva la que parece un muy provable foso de unos 3 o 4 metros de anchura máxima y longitud indeterminada ya que se encuentra deborado por la vegetación. El punto donde mejor se puede observar e incluso bajar al mismo es a escasos metros al oeste del templo. Por último, otro de los restos que forman el conjunto, son tramos sueltos del antiguo camino de acceso. Un tramo largo de unos 200 metros, parece encontrarse en la parte norte que asciende paralelamente a la dirección de la cresta desde el barranco. Otro tramo mucho más corto y algo más dudoso, es el que se encuentra parcialmente excavado en la roca cerca del ábside. Tiene forma de amplio codo -así lo exige la roca- y presenta una elevada pendien en comparación con el del norte. Este corto tramo permite bajar del templo hasta los campos avandonados del sur donde se pierde. Por la posición de cada uno podríamos atrvernos a especular diciendo que el tramo largo del norte podría ser el camino hecho por los critianos mientras que el que da al sur el camino hecho por los musulmanes, o quizás coexistieran ambos y uno fuera para dar acceso al norte y el otro al sur.

 Restos del foso del castillo, hoy cubierto de vegetación.

 Restos de muros del castillo.

Restos de muros de alguno de los castillos; además de aprecia ese aterrazamiento ascendente donde se encontrarías las construcciones.

Última actualización: 26/08/2013

Bibliografía y Webgrafía:
  • Asensio Esteban, J.A.; Magallón Botaya, Mª de los A.; LópezZ Gracia F (2008): La fortaleza andalusí del Cerro del Calvario (La Puebla de Castro, Huesca). Propuesta de identificación de la misma con Castro Muñones. Aragón en la Edad Media, XX, págs. 85-102.
  • Asensio Esteban, J.A. y Magallón Botaya, Mª de los A. (2011): La fortaleza altomedieval del Cerro del Calvario. Instituto de Estudios Altoaragoneses, Perfil; págs. 134.
  • Aramendía, J. L. (2001): El Románico en Aragón. Cuencas del Ésera y del Cinca. Librería General, págs. 30-31.
  • Iglesias Costa, M. (2004). Arte Religiosos del alto Aragón Oriental. Arquitectura Románica. Siglos X-XI, XII y XIII. Tomo 3, pág. 41.
  • Rizos Jiménez, C (1999). Nombres de Aldea en la Baja Ribagorza Occidental: estudio histórico-lingüistico. Alazet, 11, págs. 57-58.
  • Salamero Reymundo, F.: El Valle del Sarrón: un vello territorio ribagorzano. La Val de Onsera, pág. 199.

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