sábado, 5 de noviembre de 2011

Castillo de Sin (31 286956-4699453, 865m)


Senda de acceso al castillo.

Para acceder a los restos milenarios del Castell de Sin hemos de partir de la plaza del pueblo de Campo. Una vez aquí tomaremos la carretera que lleva a las Vilas del Turbón y tras haber andado unos 300 metros aparece a nuestra izquierda la ermita de San Sabastián. Aquí hemos de tomar el sendero que aparece detrás del templo; este transcurre durante 400 metros paralelo a campos de labranza hasta que llega a un camino por el cual hemos de continuar durante unos 300 metros hasta llegar a un desvío. Hay que estar atento porque pude saltarse ya que no está del todo bien señalizado. El camino por el que tenemos que continuar es el de la derecha, un ancho sendero al principio que tiene a su izquierda un muro de piedras. Poco después veremos un poste que nos indica el sentido hacia nuestro objetivo, aquí empieza la subida. Estos 600 metros de sendero que faltan hasta las ruinas, transcurren por el típico paisaje del Valle de Bardají: pinos rojos y margas gris azuladas sobre las que se desarrollan profundos barrancos; todo ello sin parar de ascender. En este último tramo de sendero nos encontramos con una serie de pequeñas mesas explicativas de las diferentes clases de flora y fauna que nos acompañan en todo momento.



Mapa de acceso

Base de la torre con el Turbón al fondo.

Parece ser que los primeros restos de los que hay constancia en este pequeño cerro son de época romana y fueron sobre estos donde se construyó la primera edificación a finales del siglo IX. Al parecer, con la llegada de los musulmanes a estas tierras fue arrasado casi en su totalidad, de este acontecimineto dan fe las cenizas encontradas en el subsuelo tras la excavación llevada a cabo en el año 1993. Años después, ya en el siglo XI, llegó la reconquista y con ella pasó a manos cristianas el Castillo de Sin y fue recontruido para finalmente ser olvidado en los siglos XII y XIII.


Conjunto visto desde el este.

Hasta nuestros días han llegado sólo los restos de las bases de la mayor parte del reducido recinto. Lo más destacado del conjunto corresponde al basamento de la torre del cual se conserva no más de un metro de altura. Corresponde a una torre cuadrada de pequeño tamaño con un muro compuesto bastante grueso donde se conserva lo que correspondería (según se puede obserbar en las torres vecinas) al almacén del recinto o despensa. Está hecha con material de la zona y los sillares bien alineados, están toscamente trabajados aunque son los mejores del recinto.


Base de la torre cuadrangular.

El resto de muros que se pueden contemplar pertenecen a la murralla y a las paredes de las posibles residencias que debió de haber. Los sillares están colocados sin argamasa que los sustente, de forma azarosa y sin pulimentar. En la residencia más al oseste se conserva en los muros unos sillares colocados en lo que se conoce como espina de pez (esta curiosa disposición también se puede ver en el Castillo de Monzón).

Sillares en espina de pez  (opus espicatum).

Al paso que estamos en la Villa de Campo, también se puede visitar el museo de juegos tradicionales, el molino que durante un tiempo suministró de electricidad para las necesidades básicas de la villa, la Torre defensiba de Peralta (que gracias a María José Fuster, de Campo, pude locolizar), los acueductos construidos en 1831 que abastecen a las huertas, los puentes de Navarri y Rompiú, y por supuesto el milenario enebro que se encuentra cerca del pueblo de Biescas con un diámetro de unos tres metros.


Última Actualización: 13/03/2013

Bibliografía y Webgrafía:

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