viernes, 19 de febrero de 2010

Castillo de Fantova (31 288963-4683797, 1033m)

Conjunto de Fantova visto desde el este

Para llegar a este bonito castillo muy bien restaurado, y casi en constante renovación (hace cosa de dos años se instaló un telescopio en la torre, y recientemente se está rehabilitando una casa dentro del conjunto), hay que llegar primero a La Puebla de Fantova por la carretera C-139 dirección Benasque. A este pueblo se accede tomando un desvío a la derecha en el pueblo de Las Ventas. Desde aquí hasta La Puebla de Fantova hay unos 6km, y la pista forestal, recientemente asfaltada, desde la Puebla hasta el castillo se encuentra muy bien señalizada y no hay pérdida alguna.



 
Mapa de acceso

El origen etimológico de Fantova procede de la unión de las palabras latinas Font y Tova que significan fuente concavada. Estos se refiere a una fuente existente en los alrededores, para la cual fue necesario realizar una mina para que saliera agua. Es posible que el emplazamiento tuviera un origen romano ya que es conocido que por la zona eran aprovechadas aguas termales por esta misma civilización. Al parecer, el primer documento escrito data del 863 donde aparece mencionado como Villa Fantovua. En el 960 como Castro Fontove y Castro Fontova. En el 1002 como Fonte Tova y en el 1015 como Font Toua. De la misma forma, aparece en los documentos como civitas (el lugar), castrum (el castillo), palazo. Así pues, la font tova es la fuente que sale de una mina. Como consecuencia de ser una de las primeras construcciones fortificadas del condado y por sus impresionantes dimensiones para el momento, fue nombrada por los lugareños también, como Parietes Altas (paredes altas) aludiendo posiblemente a las altas murallas del recinto así como a la alta torre. 


 Plano aproximado del recinto fortivicado de Fantova.

No sabemos por el momento si su origen es romano, pero lo cierto es que su emplazamiento es totalmente estratégico, defensivo y nada casual estando estudiado todo al milímetro y de eso nos damos cuenta si nos damos un paseo con detalle por todo el recinto. Cuando nos adentramos a lo que fue el recinto fortificado y nos damos una vuelta por todo él, observamos que desde la base no se observa mas que la zona de Graus, aunque teniendo en cuenta que en origen existiría una muralla alta, esto no importaba, además serviría para que mientras se construía el castillo, el "enemigo" no tuviera constancia de ello hasta que la torre no estuviera completada. Si nos situamos en la preciosa espadaña del templo, vemos como ésta se orienta perfectamente con el barranco de la Bodegueta, lanzándose así una visual y dominio perfecto del Castillo de Graus sin ningún tipo de obstáculo por el medio y todo ello sin necesidad de realizar una compleja y costosa estructura. De esta forma, podemos decir que esta espadaña estaría prácticamente destinada a vigilar las actividades del enemigo en la fuerte plaza de Graus -confluencia de los río Isábena y Ésera-, así como controlar posibles ataques e intrusiones por el barranco de la Bodegueta. En cuanto a la parte este, de existir alguna estructura defensiva no se ha conservado o no se ha encontrado, aunque es de sospechar que no existiera ninguna, al menos en piedra, ya que sin necesidad de construcciones se contempla perfectamente el paso de La Portiella, único punto por el que se podría realizar algún tipo de intrusión enemiga. Por último, la estructura defensiva por excelencia del recinto, la torre, está situada en un punto único del recinto. Desde lo alto se contemplan y en su día debió de existir conexión visual con los castillos de Monesma, Laguarres, Juseu, Lumbiarri, Castro, Muñones, Graus, Pano y quizás en su día el castillo de El Mon de Perarrúa. Como ocurre en la espadaña, la visual a Graus mejora si cabe, dominando mejor los tramos finales de los dos ríos del Condado. Es curioso también pero no azaroso, que la torre está levantada en el único punto en el que es posible establecer conexión visual con el castillo de Laguarres -otra plaza fuerte musulmana- a través de un pequeño collado existente en la sierra en la que hoy se emplaza la ermita de San Gregorio, y el castillo de Monesma quedando ésta lo suficientemente alejada de la pared norte como para no generar problemas en la estructura, de la parte sur como para ser complicado su ataque desde el exterior del recinto y fácil su defensa desde la misma, así como a una distancia respetable de las tumbas antropomórficas. Por otro lado, la situación del conjunto en sí tampoco es casual. Se podría pensar que estas mismas características se pueden dar en el cerro algo más al sur donde se levanta hoy la ermita de San Gregorio, desde donde se dominaría prácticamente la misma panorámica descrita, aumentando el domino del río Isábena llegándose a ver a demás como mínimo los castillos de Güell, Lascuarre, La Mellera y quizás Castigaleu. Entonces, por qué elegir este enclave. Como hemos comentado, quizás por esos antecedentes romanos. Sería más sencillo quedarse y levantar la fortaleza en un lugar ya conocido y quizás todavía habitado, que comenzar en otro nuevo. Razón geográfica. En el lugar que hoy ocupar, existe una impresionante muralla natural en la parte norte infranqueable que se extiende hacia el oeste y algo de la parte oeste, mientras que en la parte sur no existe este muro natural pero sí una fuerte pendiente y desnivel quizás incluso más pronunciado que el actual., lo que convierte al lugar en lago semejante a una "isla". Esta situación no se da en la zona de San Gregorio. Es una zona de complicado acceso por la elevada pendiente que lo rodea pero no se da esa situación de aislamiento y protección natural. Siguiendo con el tema defensivo, en la zona sur de San Gregorio la pendiente desciende de forma continua hasta llegar al río Isábena sin ningún tipo de protección natural por medio, mientras que en la posición actual, la sierra de San Gregorio constituye una perfecta muralla natural seguido del barranco de la Bodegueta comparable a un "foso", por lo que en un ataque el enemigo tendría que ascender la sierra para luego bajar al barranco y volver a ascender para atacar el castillo. Por último, en cuanto a las panorámicas, es cierto que se mantendrían en ambos puntos similares incluso en San Gregorio aumentarían, pero la visual a la zona de Graus empeoraría. Seguiría siendo visible, pero quizás sólo perfectamente desde lo alto de la torre, mientras que en la situación actual se domina perfectamente junto con tramos de los ríos Ésera e Isábena. Insistimos en esta visual hacia Graus, ya que en aquel momento era una, sino la más, de las plazas importantes y sobre todo fuertes, y que su conquista supondría abrir las puertas hacia el dominio de la zona llana, de ahí la importancia de tener controlado al "enemigo" de Graus y la relevancia pues de esta fortaleza en su conquista en el año 1083 por sancho Ramírez. 


Restos de la parte sur, torre defensiva y templo.

De lo que es el recinto fortificado, se conservan fragmentos de la muralla dispersos por todo el promontorio plano y alargado con dirección E-W. El punto donde mayor continuidad posee este muro es al sur con casi sesenta metros de muralla continua. Además, existen fragmentos dispersos como en la parte norte, donde más bien sirven para asentar el macizo ya que existe un impresionante muralla natural; en la parte oeste también se conservan restos de menor altura, así como en la parte sur, concretamente en la zona original de acceso al recinto fortificado. Esta es la parte que posee mayor altura sobre el suelo, unos 5 metros, y forma lo que parece una estructura en codo o zig-zag -algo innovador para la época-, lo que dificultaría un asedio en este punto débil a través de estructuras como arietes o similares, posibilitando sólo un ataque cuerpo a cuerpo. Además, parece ser que sobre ella existiría un piso de madera que reforzaría el sistema defensivo, a modo de matacán o cadalso. En la parte baja de los restos de estos muros, parece adivinarse unas estructuras muy similares a las que nos encontramos en el Castillo de Pano a modo de saeteras que tendrían la función de servir de conducto para arrojar agua hirviendo en ataques cercanos y posibles asedios. Por último, en lo alto de uno de estos muros existe una especie de hornacina empotrada de un metro y medio de alta rematada con un arco de medio punto cuya función podría ser la de una garita de vigilancia. 


Restos de los muros en zig-zag o codo vistos desde lo alto de la torre.


Aspillera en los restos de muro de acceso al recinto por el que se arrojaría agua hirviendo.

Dentro de este recinto, lo más destacable, es la majestuosa torre cilíndrica, que según parece, ya es mencionada en algún documento del año 1015, pudiéndose tratar de uno de los castillos cristianos más antiguos conservados. Para los expertos en la materia es un lugar de referencia ya que al parecer se realizaron estructuras de construcción completamente innovadoras para el momento. Una de esas innovaciones es la famosa bóveda de arista que sustenta el segundo piso de origen lombardo, para la cual fue necesario transformar el interior circular en un cuadro. Parece ser que de esta forma se reparte mejor el peso, así como también es mucho más fácil su construcción, y se aumenta el espacio útil de la habitación. Otra innovación es la bien conservada y curiosa escalinata intramuros que da accedo a la segunda planta. De esta forma también se consigue aligerar algo el peso y aprovechar espacio. La segunda planta, está actualmente realizada con vigas de madera, posiblemente como en un origen, y se accede a la tercera y última planta a través de una escalera móvil de madera. En esta última planta, aparecen siete almenas y siete vanos alrededor de los cuales se conservan los mechinales en los que se sustentarían los cadalsos; recientemente se ha instalado un pequeño telescopio con cúpula. Este número de vanos y almenas no parece casual, ya que el número siete suele aparecer con frecuencia en el románico. En esta ocasión, representaría la unión de lo divino (3) y lo terrestre (4). Con sus casi 20 metros de altura, está divida en tres plantas y cuatro estancias: la despensa -se accede a través de una escalera móvil en la primera planta-, la entrada-principal, planta de las habitaciones/alcoba, y la de defensa. El acceso se encuentra en altura, característico de estas construcciones defensivas, a través de un vano con arco de medio punto. En origen se realizaría a través de una escalera móvil, actualmente se hace a través de una escalera de madera bien sujeta y muy acorte con el entorno.

Está realizada con sillares poco trabajados, pequeños y colocados en hiladas y restaurada con muy buen gusto y respeto dejando parte de los mechinales. Las dimensiones son interesantes: 4,55 m. de diámetro interior, 2,30 m. de grosor de muro en la parte baja y decreciendo en altura, 18 m. de altura aproximadamente y con 16 metros cuadrados de superficie en cada planta. Se asemeja mucho a las torres cercanas de Viacamp, Laguarres, Montañana o El Mon de Perarrúa.

Torre defensiva vista desde el acceso primitivo al recinto.

Vista de la torre defensiva desde el templo.

Característica bóveda de arista del románico lombardo.
 
Escalinata intramuros que da acceso de la primera a la segunda planta.
 
Última escalera de madera para acceder a lo alto de la torre.

Como en todo recinto fortificado del condado, existe un templo, en este caso una ermita dedicada a Santa Cecilia. Se encuentra en la parte más occidental del recinto formando parte de la muralla, siendo la preciosa espadaña orientada a poniente la que forma parte del conjunto amurallado, contretamente en uno de los cubos de la muralla primitiva, incluso casi una segunda torre que controla perfectamente toda parte de poniente. La primitiva ermita, fue consagrada en el año 960 por el obispo Odiesendo de Roda por petición de los condes ribagorzanos de entonces Ramón II y su mujer Garsenda, mientras que la que ha llegado a nuestros días, levantada sobre esa primitiva, data del año 1103. Es de nave única y se accede a ella por un vano en el muro sur, constituido por una puerta de arco de medio punto encabezada por un escudo de armas, al parecer moderno como la puerta. Esta nave aparece dividida por los arcos fajones apuntados que ayudan a sostentar la bóveda y arrancan del propio muro. Con una bóveda de cañón apuntada, cuya cabecera ha sido modificada levantándose un tabique a la altura de donde debió de estar el presbiterio, mostrándose actualmente ésta plana. Así pues, esta cabecera ha quedado convertida en una atípica sacristía por la que se accede a través de una reducida puerta construida en el mismo tabique. De todas formas, se sigue apreciando el ábside, actualmente sin ningún vano -tampoco cegado, es liso- que permita la luz, y cubierto con bóveda de horno. De esta forma, se puede decir que tras su consagración a principios del siglo XII, sufrió posteriores reformas hasta nuestros días. Por último, comentar que en el muro norte se aprecia una pequeña puerta cegada parecida a la que da acceso a la torre, construida con arco de medio punto. Podría tratarse pues este muro, de un original del castillo y recinto fortificado y que este vano sirviera de acceso al recinto a través del templo, ya que respecto al suelo se encuentra en altura, o como comentan algunos autores supusiera el acceso al cementerio.
Recinto visto desde el acceso original.
 
Ábside del templo actual, del siglo XII.
 
Interior de la espadaña-torre del templo.

Además, dentro del recinto aparecen también los restos de un cisterna parcialmente excavada en la roca y agrandada con sillares en altura, posiblemente remataría en una bóveda de cañón, que serviría para mantener con agua a las gentes y animales durante asedios. También excavados en la roca y cerca del ábside de la ermita, aparecen una serie de tumbas antropomórficas que algunos autores las datan anteriores al castillo actual, siglo X, o incluso romanas.

Cisterna del interior del recinto.

Tumbas antropomórficas excavadas vistas desde la torre.

En forma de resumen, el origen del castillo debió de ser anterior al siglo XI como datan algunos documentos y restos de edificaciones. Es muy probable que fuera arrasado por los musulmanes y vuelto a construir por maestros lombardos en el siglo XI -aparece documentada la torre en el 1015- que es lo que ha llegado a nuestros días. Fue, a partir de este siglo, cuando mostró su mayor apogeo e importancia siendo su primer tenente Guillermo Isarñez de Ribagorza. Poseyó gran importancia en la defensa de los territorios del norte, así como durante la ocupación de los territorios del sur, siendo responsables del conjunto personajes de máxima fidelidad como Sancho Ramírez (1066-1100), así como caballeros de renombre como Bernardo Ramón (1100), Barbatuerta (1113-1126), Arnal Mir de Pallars (1130-1138) y el último conocido Gombal de Entenza (1164) y poseyendo caballeros de renombre. Formó, inicialmente, línea fronteriza con Roda, Pedruy, San Esteban del Mall, Iscles, Cornudella y Arén, siendo importantísima su posesión para defender los territorios del norte y ocupar los del sur. Como consecuencia del desplazamiento de la frontera con los musulmanes hacia el sur y al tornarse la tierras bajas más seguras, estos altos fueron despoblándose y las gentes de trasladaron a zonas más llanas y fértiles. En este caso, se bajaron para fundar la actual Puebla de Fantova donde ya parecían los vecinos mencionados en el censo de 1495.

Castillo de Laguarres visto desde lo alto de la torre.

Castillo de Monesma visto desde lo alto de la torre.

Castillo de Graus y pueblo visto desde lo alto de la torre.

Castillo de Pano visto desde lo alto de la torre.

Última actualización: 14/07/2013

Bibliografía y Webgrafía:

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