viernes, 17 de septiembre de 2010

Ermita de Miralpeix (31 287722-4675579, 545m)

Vista del templo desde el este.

Las ruinas de esta ermita se encuentran a lomos de una extensa colina cultivada desde la que se domina parte del curso bajo del río Isábena. Para acceder hemos de tomar la A-1605; si venimos de Capella hemos de llegar al cruce de Güel, y a unos trescientos metros, tras haber cruzado el Isábena, aparece a nuestra derecha una pequeña explanada con unos cuantos chopos jóvenes. Aquí nacen dos caminos, uno, más a la derecha, que desciende y que nos lleva a Capella, y otro, más a nuestra izquierda, que asciende suavemente. Seguiremos este último que asciende y lo abandonaremos en el momento en el que por nuestra izquierda aparece otro camino. Aquí ascenderemos por el bosque hasta llegar al campo donde se encuentra nuestro objetivo. Dependiendo de la estación podremos o no cruzarlo, según esté sembrado o no.


 
Mapa de acceso

A parte de los restos de la ermita, también se conservan en las inmediaciones -cubiertas de vejetación- restos de lo que en su día debió de ser un importante e influyente caserío con su masía y establos. El apellido “Miralpeix” aparece mencionada en la comarca ya en el siglo XIV (1381 y 1385), y en el XVI (1549), siendo mencionado el caserío como autosuficiente pero perteneciente a Capella en el año 1586. En cuanto a su etimología, decir que la palabra Miralpeix está formada por el verbo mirar y el sustantivo pez en ribagorzano.

Vista del templo desde el este.

Los restos de la ermita, más que probable propiedad del antiguo caserío, formaría un conjunto similar a los que podemos contemplar aún hoy el valle del Isábena como en La Roca, La Colomina o por los distintos caseríos de Güel. A pesar del abandono, se encuentran en bastante buen estado y las reformas de los siglos posteriores permiten observar la estructura original románica. De planta rectangular muy sencilla y alargada, muros hechos en mampostería y orientada canónicamente. No posee ningún tipo de decoración, aunque se conservan trozos del enfoscado interior y en algunos casos con pinturas posiblemente modernas; la bóveda es de cañón, hecha con buenos sillarejos de toba, y acaba en un corto presbiterio que da paso a la bonita bóveda de horno que cubre el ábside. El suelo del ábside se encuentra algo más elevado que el resto de la nave, y no hay constancia de la existencia de ningún altar. Solamente tres estrechos vanos iluminan el interior, uno sobre la puerta de acceso -adintelado-, otro sobre el muro meridional -también adintelado- y el último centrado en el ábside aspillerado.

La techumbre es la parte peor conservada, a dos aguas y todo apunta a que cubrió con losas hoy ya desaparecidas. La actual portada es posterior al origen del templo, y se encuentra formada por grandes dovelas de arenisca del lugar que forman un arco de medio punto que descansa en anchas jambas. Junto a la portada, la fachada en la que se encuentra apunta a que también es posterior al templo como se puede apreciar en el interior de la bóveda y los sillares de las esquinas.

Algunos autores la sitúan a finales del siglo XI, otros a principios y mediados del XII, más probable esta segunda.

Portada de arco de medio punto del templo.

Interior del templo en el que se aprecia el ábside y el presbiterio.
 
Vano aspillado del ábside.

Última Actualización: 12/11/2013

Bibliografía y Webgrafía:

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