jueves, 27 de junio de 2013

Ermita de San Martín (31 281157-4683122, 793m)

Restos más destacables de las ruinas del templo.

Los restos de la Ermita de San Martín de Perarrúa, muy desconocida tanto por historiadores como por los lugareños, se encuentran en la partida conocida como La Collada en los alrededores de las casas que conforman El Mon. Como consecuencia de este desconocimiento, se mantiene envuelta en maleza y poco a poco el bosque de jóvenes carrascas y pinos la va haciendo suya. Más concretamente se encuentra en la plana alta al oeste de la localidad de Perarrúa.

Mapa de acceso al conjunto de El Mon de Perarrúa. Ruta wikiloc.



Para acceder a visitar el templo podemos elegir varios trayectos que pueden a su vez partir desde distintas localidades. La más directa la realizaremos desde la misma localidad de Perarrúa. Hemos de tomar el mismo camino que nos lleva al castillo del Mon de Perarrúa, al cual se puede acceder con 4x4 por la pista parcialmente asfaltada, o por una bonita senda paralela al barranco de la Villa. Elijamos cualquiera de las dos opciones, y una vez lleguemos al cruce ya marcado con postes, en lugar de tomar la dirección hacia el castillo, tomamos la pista hacia la izquierda que nos llevará al despoblado de El Mon. Antes, si somos observadores, podremos visitar el puente que sobre el barranco se alza, puente medieval de un sólo ojo que enlazaría con los restos de un camino entre muros que existe tanto a un lado como a otro del barranco. Si hemos elegido la opción de subir andando, podemos continuar por la preciosa senda al otro lado del puente que nos conducirá hasta la impresionante y preciosa casa de La Collada, donde se conservan restos de un importante patrimonio etnográfico rural de la zona (horno de pan, cuadras, aperos, bodega). Por el contrario, si hemos decidido venir con coche, continuamos por la pista hasta El Mon, lo cruzamos y unos centenares de metros giramos a la izquierda; ya hemos llegado a la casa de La Collada. Aquí será mejor dejar el coche, ya que a pesar de que hay camino en buen estado es complicado dar la vuelta además de que merece muy mucho disfrutar del bosque de carrascas.

Restos del paramento oeste en el que se aprecian numerosos mechinales.

Lo primero que llama la atención al encontrarse con estas ruinas, es la gran cantidad de ruinas que rodean el templo. Ruinas formadas por toneladas de piedras, muy posiblemente constituyentes de antiguas edificaciones de alguna pequeña aldea o población. Este posible poblado, lo analiza muy resumidamente pero conciso, Carlos Bravo en su artículo en el diario del AltoAragón sobre "Las Ruinas de San Martín y la historia de Perarrúa", donde comenta la posibilidad de que este enclave constituyera un poblado medieval de carácter defensivo y posible origen del actual Perarrúa, por lo que se trataría de Petra Rubea nombrada en algunos documentos medievales. Por el contrario, en la edición de Toponimia de La Ribagorza dedicada al municipio de Perarrúa, los autores comentan que esta mención de Petra Rubea, es una mala transcripción de un documento a otro de las palabras Petra Ruga. Este último más probable como origen del actual Perarrúa, cuyo significado es cornisa de piedra haciendo referencia a la localización del castillo, más que probable también, origen de la actual población de Perarrúa. De ahí quizás también algunos lugareños y ribagorzanos llamen al pueblo Perarruga, aunque hay que destacar que la actual iglesia del llano está dedicada a San Martín y no a San Clemente.

Restos del ábside (primer plano) y paramento este o hastial.

Lo segundo que llama la atención al visitar el lugar, es que da la sensación de que se encuentra excavada o empotrada en el suelo ya que éste se encuentra algo más alto que el suelo actual del templo, y todavía más del suelo original ya que el interior está repleto de escombros de la techumbre y muros. Esto es consecuencia de la elevada cantidad de ruinas que hay alrededor del templo, por lo que se cubre gran parte de la base de los muros y sobre todo del ábside en su parte exterior. Hasta nuestros días sólo ha llegado parte de la base de los muros que conforman la nave rectangular, la totalidad de la bóveda de cañón sobre el presbiterio, así como parte exterior del ábside. Los muros que se conservan son bastante gruesos, quizás sobredimensionados para lo que es el actual templo, o quizás por ese carácter defensivo del que ya hemos hablado. Están realizados en sillares bien trabajados y muy bien alineados, colocados a soga y tizón, aunque mayoritariamente a soga. De todos los muros, el mejor conservado y visible es muro oeste, ya que se encuentra prácticamente sin cubrir por la ruinas, es el más alto y en mejor estado. Poseería una única nave rectangular muy probablemente cubierta con bóveda de cañón, de la que tan sólo resta el arranque en el muro sur, donde se puede apreciar el aparejado con sillarejo estrecho. Todo parece indicar que en el muro sur se encontraría el vano de acceso al templo, aunque su observación en el campo es bastante compleja. Como ya hemos mencionado, el largo presbiterio se conserva en su totalidad así como la bóveda de cañón que lo cubre. En ambos laterales de éste, aparecen dos credencias, así como en el paramento sur un ventanal aspillerado y con pendiente escalonada hacia el interior del templo. Se trata de un templo orientado canónicamente con una muy probable techumbre de losas, donde el ábside semicircular se encuentra hoy sellado por un muro plano a la altura entre el presbiterio y el altar. Lo más probable es que se construyera tras el derrumbe de la techumbre del ábside, ya que desde fuera se observa que no está en muy mal estado a excepción de la parte alta, ya que el resto se encuentra cubierto por las ruinas; posiblemente un fallo en la bóveda de cuarto esfera. En el exterior del muro sur, el tramo correspondiente al presbiterio, existe un gran contrafuerte fácilmente visible. Quizás fuese levantado a la vez que el muro interior del ábside, tras la caída de su techumbre y verse afectada la bóveda por problemas de estabilidad. Por último, en el mismo muro sur correspondiente a la nave central, parece existir una segunda fase de muro en el que parece arrancar una bóveda. Podría tratarse entonces de otro posible derrumbamiento de esta parte de la bóveda o quizás un  refuerzo de la misma. Todo esto nos indicaría lo complicado que debió de ser estabilizar el templo, ya fuese por problemas de asentamiento, del terreno o de la estructura del mismo, sobre todo en la parte sur.

Manuel Iglesias, en su libro Arte Religioso del Aragón Oriental, relaciona este templo con los cercanos y existentes en el valle del Ésera como San Martín de Caballera, San Juan de Besians, templo del castillo de Pano, San Gregorio de Fantova o Sarrau de Güel entre otras. La relación la establece en el tiempo -entre 1080 y 1110- y especula sobre la posibilidad de que fuere el mismo equipo constructor el encargado de levantar estos templos. 

Según se recoge en el blog Románico en Ribagorza, que parte de los sillares de este conjunto fueron empleados para restaurar el castillo de El Mon en el año 2001-2002. Pura ironía, lo que se conoce como desvestir a un santo para vestir a otro.

Restos del muro sur. Se puede apreciar su potente grosor, así como un primer muro vertical a la izquierda, seguido de un posible muro posterior algo curvo a la derecha.

Además, en los alrededores tanto de Perarrúa como de El Mon nos encontramos con un patrimonio y construcciones muy interesante y poco conocido. Comenzando desde el sur, a la derecha del la carretera A-139 sobre el barranco de Ribalarez o de Comunet, se alza uno de los puentes menos conocidos de la zona a pesar de que se ve desde la misma carretera. Hasta hace unos años se conservaban la totalidad de los tres ojos, pero a día de hoy tan sólo aguantan dos. Un poco más al norte, sobre el río Ésera, se alza el puente románico de Perarrúa de tres ojos. Como ya hemos comentado, en lo alto de un espolón se alza el castillo de El Mon de Perarrúa y a unos centenares de metros el puente de un sólo ojo. De camino a la ermita, nos encontramos con largos tramos de antiguos cercados formados por grandes losas dispuestas verticalmente Por último, pasado la casa de La Collada y unos metros antes de la ermita de San Martín cerca del precipicio, existen unos restos de lo que podría ser algún pequeño templo o capilla. Se trata de una pequeña caseta de reducidas dimensiones, de piedra  poco trabajada y colocada en seco, cubierta con bóveda de cañón y con techumbre de losas del lugar; bien merecedora de una limpieza. Podría tratarse quizás de un antiguo pozo donde sacar agua -parecido al de Luzás-, ya que al encontrarse en altura sería bastante complicado encontrar agua. La teoría se apoya en que se encuentra en la partida denominada como El Puzo. Lo cierto es que su interior se encontraba lleno de escombros y no se observaba ningún agujero. Además se encuentra bastante cercano al cortado, situación muy poco favorable para un pozo.

Casa de La Collada, recién limpiada de maleza.

Cuadra de La Collada donde se puede apreciar dos ventanas en forma de saetera abierta hacia el interior.

Curioso muro formado por grandes losas dispuestas verticalmente.

Reducida caseta, posiblemente pequeña ermita o capilla. Muro norte.

Bóveda de la posible capilla.

Puente sobre el Barranco de Comunet.

Puente románico (s. XII) sobre el Ésera.

Última Actualización: 29/07/2013

Bibliografía y Webgrafía:

2 comentarios:

  1. Hace un par de meses visité el puente de Perarrúa, por suerte no tuve tiempo de visitar el Mon, gracias a tu artículo, en la próxima visita podré descubrir más monumentos por el mismo viaje.

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  2. Si, lo cierto es que en lo alto de El Mon existe un gran patrimonio etnográfico e histórico, que da para mucho.
    Gracias por el comentario.

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